8M-Samaritana Oaxaca
Tal vez tenemos mucha necesidad de normar: A los seres, a lxs cuerpxs, a las enfermedades, a la Naturaleza. Lo cierto es que al final nuestro deseo compulsivo de control escapa por la puerta grande y nos enfrenta a nuestros más grandes miedos, a nuestros terrores internos, a nuestros sentimientos de culpa o de responsabilidad. Hace dos días murió mi tía Francisca, la hermana de mi padre, ella que se casó pese a todo atroz pronostico de que las "solteronas", "las mujeres mayores no se casan". Ella decidió morir en su casa, cosa que quizá muchas de nosotras no podremos -luchamos con monstruos llamados precariedad laboral y gentrificación-. Ella decidió cómo morir, guste o no guste, dijo no a los tratámientos médicos propuestos y en esa elección asumió llevar a cuestas el dolor. Quizá pocas personas puedan entender la decisión de elegir cómo morir, y que eso no tiene que ver con lo que pudimos o no pudimos hacer, sino con las posibilidades reales de defender el dere